Onte sentei á mesa coa triste nova da morte de José Saramago, pero como para os panexíricos de maior ou menor sinceridade xa está a prensa autodenominada "seria", desde este blog vou deixar unha mostra do pensamento do escritor portugués, que ademais da súa calidade literaria daba un grande interese ás cousas sobre as que escribía e/ou reflexionaba, que ó final son o que marcan a diferenza entre a morte como punto e final dunha persoa, ou como neste caso, a súa entrada definitiva no terreo da inmortalidade.
A modo de recordatorio, deixo este fragmento sumamente apropiado nesta época de mediocridade no terreo político e que abre a porta á reflexión sobre os actores do sistema democrático actual que, curiosamente, exercen unha perigosa tutela sobre os principios democráticos. E sen querer aproveitarme do traballo de Saramago, deixo no aire a pregunta de que pasaría se realmente se dese o caso que a continuación se relata.
"...A las diez de la noche, finalmente, apareció en televisión el primer ministro. Venía con el rostro demudado, con ojeras profundas, efecto de una semana entera de noches mal dormidas, pálido a pesar del maquillaje tipo buena salud. Traía un papel en la mano, pero casi no lo leyó, apenas le lanzó alguna que otra mirada para no perder el hilo del discurso, Queridos conciudadanos, dijo, el resultado de las elecciones que hoy se han realizado en la capital es el siguiente, partido de la derecha, ocho por ciento, partido del medio, ocho por ciento, partido de la izquierda, uno por ciento, abstenciones, cero, votos nulos, cero, votos en blanco, ochenta y tres por ciento. Hizo una pausa para acercarse a los labios el vaso de agua que tenía al lado y prosiguió, El gobierno, reconociendo que la votación de hoy confirma, agravándola, la tendencia verificada el pasado domingo y estando unánimemente de acuerdo sobre la necesidad de una seria investigación de las causas primeras y últimas de tan desconcertantes resultados, considera, tras deliberar con su excelencia el jefe del estado, que su legitimidad para seguir en funciones no ha sido puesta en causa, ya que la convocatoria ahora concluida era sólo local, y porque además reivindica y asume como su imperiosa y urgente obligación investigar hasta las últimas consecuencias los anómalos acontecimientos de que fuimos, durante la última semana, aparte de atónitos testigos, temerarios actores, y si, con el más profundo pesar, pronuncio esta palabra, es porque los votos en blanco, que han asestado un golpe brutal a la normalidad democrática en que transcurría nuestra vida personal y colectiva, no cayeron de las nubes ni subieron de la entrañas de la tierra, estuvieron en el bolsillo de ochenta y tres de cada cien electores de esta ciudad, los cuales, con su propia, pero no patriótica mano, los depositaron en las urnas. Otro trago de agua, éste más necesario porque la boca se le ha secado de repente, Todavía estamos a tiempo de enmendar el error, no a través de nuevas elecciones..."
A modo de recordatorio, deixo este fragmento sumamente apropiado nesta época de mediocridade no terreo político e que abre a porta á reflexión sobre os actores do sistema democrático actual que, curiosamente, exercen unha perigosa tutela sobre os principios democráticos. E sen querer aproveitarme do traballo de Saramago, deixo no aire a pregunta de que pasaría se realmente se dese o caso que a continuación se relata.
"...A las diez de la noche, finalmente, apareció en televisión el primer ministro. Venía con el rostro demudado, con ojeras profundas, efecto de una semana entera de noches mal dormidas, pálido a pesar del maquillaje tipo buena salud. Traía un papel en la mano, pero casi no lo leyó, apenas le lanzó alguna que otra mirada para no perder el hilo del discurso, Queridos conciudadanos, dijo, el resultado de las elecciones que hoy se han realizado en la capital es el siguiente, partido de la derecha, ocho por ciento, partido del medio, ocho por ciento, partido de la izquierda, uno por ciento, abstenciones, cero, votos nulos, cero, votos en blanco, ochenta y tres por ciento. Hizo una pausa para acercarse a los labios el vaso de agua que tenía al lado y prosiguió, El gobierno, reconociendo que la votación de hoy confirma, agravándola, la tendencia verificada el pasado domingo y estando unánimemente de acuerdo sobre la necesidad de una seria investigación de las causas primeras y últimas de tan desconcertantes resultados, considera, tras deliberar con su excelencia el jefe del estado, que su legitimidad para seguir en funciones no ha sido puesta en causa, ya que la convocatoria ahora concluida era sólo local, y porque además reivindica y asume como su imperiosa y urgente obligación investigar hasta las últimas consecuencias los anómalos acontecimientos de que fuimos, durante la última semana, aparte de atónitos testigos, temerarios actores, y si, con el más profundo pesar, pronuncio esta palabra, es porque los votos en blanco, que han asestado un golpe brutal a la normalidad democrática en que transcurría nuestra vida personal y colectiva, no cayeron de las nubes ni subieron de la entrañas de la tierra, estuvieron en el bolsillo de ochenta y tres de cada cien electores de esta ciudad, los cuales, con su propia, pero no patriótica mano, los depositaron en las urnas. Otro trago de agua, éste más necesario porque la boca se le ha secado de repente, Todavía estamos a tiempo de enmendar el error, no a través de nuevas elecciones..."
(Ensayo sobre la lucidez, José Saramago)
Un saúdo desde o 83% e ata sempre.
1 comentario:
Acto seguido, Rajoy y Zapatero presentaban su dimisión no solo como líderes de sus partidos, sinó como españoles, y con ellos todos los miembros de los partidos políticos. El gobierno era gestionado por gente apolítica y cabal, que tomaba decisiones en favor del bién común y no de intereses económicos y/o sectarios, y daba gusto vivir así ... en ese momento, yo despertaba de mi sueño y empezaba a blasfemar ...
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