30/1/11

661. A voltas con pi


Por razóns que ata calquera dos nosos dous máximos líderes políticos serían capaces de entender, o post número 13 deste blog podería manterse en estado de actualización, o que sería pesado e cansado para min, co cal anuncio que desde hoxe dito post e as súas sucesivas actualizacións non serán renovadas, e senón, que individuos como Shigeru Kondo estean quietiños un rato. Polo tanto, a partir de agora o que queira novas informacións sobre os decimais de pi, que as busque.

Para non deixar o post así, dunha forma tan abrupta, un poema, o que escribíu ó número pi a poetisa polaca Wislawa Szymborska, a pesar diso, premio Nobel de Literatura en 1996:

El número pi es digno de admiración
tres coma uno cuatro uno
todas sus cifras siguientes también son iniciales
cinco nueve dos, porque nunca se termina.

No permite abarcarlo con la mirada seis cinco tres cinco
con un cálculo ocho nueve
con la imaginación siete nueve
o en broma tres dos tres, es decir, por comparación
ocho cuatro seis con cualquier otra cosa
dos seis cuatro tres en el mundo.

La más larga serpiente después de varios metros se interrumpe
igualmente, aunque un poco más tarde, hacen las serpientes fabulosas.

El cortejo de cifras que forman el número pi
no se detiene en el margen de un folio,
es capaz de prolongarse por la mesa, a través del aire,
a través del muro, de una hoja, del nido de un pájaro,
de las nubes, directamente al cielo
a través de la total hinchazón e inmensidad del cielo.

¡Oh, que corta es la cola del cometa, como la de un ratón!
¡Qué frágil el rayo de la estrella que se encorva en cualquier espacio!

Pero aquí dos tres quince trescientos noventa
mi número de télefono la talla de tu camisa
año mil novecientos setenta y tres sexto piso
número de habitantes sesenta y cinco céntimos
la medida de la cadera dos dedos la charada y el código
en el que mi ruiseñor vuela y canta
y pide un comportamiento tranquilo
también transcurren la tierra y el cielo
pero no el número pi, este no,
el es todavia un buen cinco
no es un ocho cualquiera
ni el último siete
metiendo prisa, oh, metiendo prisa a la perezosa eternidad
para la permanencia.



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